J. IBAÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. El Real Zaragoza acabó, por fin, con su negativa y desastrosa racha de 15 partidos sin ganar al derrotar al Mallorca y logró la victoria número 100 en la era Agapito.
Llegó el día en el que el Real Zaragoza acabó con su más pesado maleficio de 2013, la victoria. El equipo zaragocista, más por empuje y fe que por juego, logró una victoria que le mantiene en la lucha por la salvación. La victoria, además de mantener con vida al Real Zaragoza, tiene más aspectos positivos.
A parte de los tres puntos, importante fue también la reaparición de Víctor Rodríguez, siendo aquél jugador que maravilló en la primera vuelta con sus asistencias, dando dos pases de gol a sus compañeros. Primero fue a Montañés y luego a Postiga, reencontrándose otra vez con el portugués, con quien hizo tan buena dupla al inicio del campeonato. Desde luego este es un punto a tener en cuenta puesto que esa actuación va a recargar la moral y confianza de Víctor, que sin duda va a ser, o debería serlo, un jugador clave para el equipo en los cinco partidos restantes. Su movilidad y chispa en el ataque serán vitales en un equipo que apenas genera ocasiones ni fútbol en tres cuartos de campo.
Igual de importante fue el gol de Rochina. Primero por los puntos y la victoria que dio, y segundo por marcar su primer gol desde que llegó a Zaragoza. Rochina lo había intentado siempre, a veces se le acusó de individualista, pero ante el Mallorca volvió a creer en esa zurda a la que le tiene tanta fe y esta vez no le falló. El gol, igual que a Víctor, le va a reforzar y seguramente sea un hombre muy importante para las segundas partes. Su velocidad y potencia, sumadas a su calidad técnica y disparo, pueden ser un arma secreta para cuando el equipo esté atascado y los rivales cansados.
Además, se antoja importante que Jiménez vuelva a disponer la misma defensa que utilizó ante los baleares. Fernández aporta mucha velocidad y ganas al carril derecho, y Sapunaru con Álvaro en el centro, mejoran con creces la pareja que formaba el cántabro con Loovens. De Abraham no hay duda. Parece que el Real Zaragoza por ahí puede ser algo más fiable en la retaguardia.
Por último, la aparición de Pinter. El húngaro demostró que puede aportar y que es un jugador muy preparado tácticamente. Puede ayudar en la contención del equipo pero también demostró poder incorporarse bien al ataque. El sábado se le vio enchufado y con más garra de lo habitual. Jiménez lo agradecerá a la hora de tener más efectivos en una zona del campo que el conjunto blanquillo debe tener bien cubierta para evitar que sus rivales lleguen con claridad al área maña, zona de alto riesgo para los intereses zaragocistas.
La nota negativa de todo esto es que fue la victoria número 100 en la era Agapito. Cien triunfos en 290 partidos son, desde luego, un bagaje pobre para un equipo que siempre ha aspirado a mucho más que la salvación en el último momento. Seguro que Agapito, desde Panamá, lo celebró como algo grande mientras miles de aficionados siguen sufriendo por su equipo, un equipo que el sábado dio algunas pinceladas para seguir creyendo en que es posible salvar este desastre, pero ojo, que nadie se confíe, no hay nada hecho y hay que luchar cada partido hasta llegar al desmayo, solo así se podrá conseguir el objetivo.
Por ahora, al menos, el equipo ha revitalizado su fe, moral y ganas para seguir en la batalla. Una batalla en la que estará escudado por quien nunca falla, la afición. El sábado se volvió a demostrar que los zaragocistas están con su equipo. Y es que la afición del Real Zaragoza, nunca se rinde.
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