JAVIER IBAÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. Pasan los partidos y las oportunidades para Romaric en el Real Zaragoza sin que este sea capaz de aprovecharlas. Su falta de forma, de intensidad y actitud hacen del africano un jugador nulo para el equipo blanquillo.
Llegó como el fichaje estrella a petición de Jiménez y hasta ahora solo ha sido todo lo contrario, el fichaje estrellado. En la primera vuelta de la liga Romaric apenas apareció por problemas de pubis, una desafortunada expulsión y más adelante por lesión de cuádriceps. Los pocos partidos que jugó solo deambuló por el terreno de juego sin aportar nada al equipo. Luego llegó la Copa África y se fue un mes. A su regreso, con algún kilo menos y con minutos jugados en su selección, se esperaba su “renacimiento” pero todo quedó ahí, en una esperanza.
Justo después de su vuelta Romaric jugó de titular en un desafortunado partido donde el Real Zaragoza se quedó con diez jugadores ante la Real Sociedad, a pesar de ese contratiempo, al costa marfileño se le vio poco participativo. Después de ese choque, una nueva lesión le apartó de nuevo del equipo y el sábado, tras recuperarse y ponerse a punto, Jiménez decidió que era el hombre ideal para aguantar y organizar en el medio campo tras la sustitución de Apoño, pero no fue así. De nuevo, y por enésima vez, se vio a un Romaric inexistente.
Un Romaric nulo vagaba por el terreno de juego sin ser capaz de moverse dos metros a su alrededor, se le seguía viendo pesado, brusco en sus movimientos, mal posicionado tácticamente siempre pegado a un compañero entorpeciéndole en vez de dándole una opción de juego y lo que es peor, con una falta de actitud tremenda y sin molestarse si quiera en seguir a los jugadores rivales que le superaban y que fácilmente se adentraban hacia el borde del área sin que Romaric pusiera el empeño de seguirles en la marca para evitar un posible remate o participación en el ataque madridista.
El centrocampista africano en un par de ocasiones hizo autocrítica y la mayoría coincidía en lo que comentaba sobre sí mismo, pero la autocrítica sin poner medios para corregir los errores no sirve de nada y no se puede permitir que un jugador como Romaric, que costó lo que costó y cobra lo que cobra, salte al terreno de juego sin ninguna ambición, sin ganas y sin actitud a la hora de disputar o pedir un balón, defender o moverse para dar un apoyo a sus compañeros. Romaric es un jugador nulo en este Real Zaragoza y Jiménez tiene que darse cuenta ya viendo lo que hace cada día y lo que ha hecho en cada partido. Debe anteponer el bien colectivo a su obsesión por que uno de sus ojitos derechos triunfe de una vez (ya es demasiado tarde), ya que tener al “12” zaragocista sobre el terreno de juego solo perjudica al conjunto maño puesto que prácticamente se juega con uno menos al no aportar nada (solo una asistencia de gol a Aranda en Copa ante el Granada es su máximo aporte).
Para desgracia del zaragocismo, Romaric no va a volver en las 9 finales que quedan. Si no lo ha hecho antes no lo hará ahora. Si no ha cambiado ya su actitud no lo hará ahora. Lo “mejor” de todo es que tiene contrato en vigor y está en el top de remuneración de la plantilla. Así que o cambia radicalmente su actitud principalmente (con vistas a la próxima temporada), o vamos a tener un jugador zombie en el Real Zaragoza por un largo tiempo…
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