JAVIER IBÁÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. Atrás quedaron esos partidos de la primera vuelta donde el Real Zaragoza era un equipo intenso y con lucha, un equipo aguerrido que creaba ocasiones y empujaba al rival.
Hoy, de nuevo y en La Romareda, el conjunto maño ha cosechado un empate a cero ante el Granada que apenas le sirve de nada. Lo peor, las sensaciones dejadas.
Saltaba el Real Zaragoza al césped de la Romareda para enfrentarse a un Granada con un punto más en la tabla y con la necesidad de lograr los tres puntos. Empezó mal el equipo de Jiménez, que optó por un once más ofensivo con Montañés, Víctor, Rochina y Postiga en ataque, y ya en el primer minuto concedió dos córners a su rival, un rival que con poco llegaba rápido al área zaragocista mientras que el conjunto maño no conseguía hacerse con el partido ni trenzar jugadas con fluidez. Hasta el minuto 25 no logró reaccionar el Real Zaragoza y tener hacerse con el balón. Sin embargo, su posesión no sirvió de nada puesto que apenas se generaban ocasiones.
El equipo de Jiménez llegaba a tres cuartos de campo con el balón controlado pero ahí las ideas se le apagaban. Rochina era el único que lo intentaba pero pecaba de individualismo. Hasta en dos ocasiones el “24” blanquillo tuvo solo en banda a Víctor dispuesto a adentrarse en el área rival pero Rochina optó por jugársela o terminar él la jugada cuando no eran las mejores opciones. El Granada, serio atrás, esperaba su momento y los espacios que dejaba el Real Zaragoza con una defensa adelantada para lanzar contras rápidas que le situaban en el área maña con pocos pases. En un córner remató Ighalo al poste izquierdo de Leo Franco llevando el susto al cuerpo de la afición zaragocista. En el otro lado, Sapunaru logró adentrarse hasta el lateral del área para meter un centro raso que no encontró rematador y sí a la defensa granadina que envió el balón a córner. Después, una gran jugada entre Sapunaru, Montañés, Postiga y Rochina que finalizó desde la frontal con un disparo raso a la cepa del poste. Eso fue todo en la primera mitad de un encuentro donde los zaragocistas apenas mostraban algo diferente a lo visto anteriormente.
En el segundo tiempo el Real Zaragoza bajó en intensidad y se mostró un equipo muy plano. El Granada puso en el terreno de juego a Buonanote y eso le dio más control y conexión entre el centro del campo granadino y la delantera. El equipo blanquillo no encontraba el fútbol ni las ocasiones por lo que en el minuto 14 entró Edu Oriol por Víctor, que se movió bien e hizo buenos desmarques que no tuvieron recompensa. El encuentro avanzaba sin ningún detalle que diera esperanza al Real Zaragoza ni a su parroquia por lo que Jiménez retiró a José Mari, amonestado, y dio entrada a Babovic que intentó poner algo de juego donde no lo había. Pero fue insuficiente. El Granada seguía a lo suyo, muy ordenado, cerrando bien los espacios y aprovechando las contras como su vía hacia el gol, aunque sin finalizar de manera clara.
Descartada ya la vía de un juego combinativo que apenas existió, el entrenador zaragocista retiró del terreno de juego a Rochina, el más activo a pesar de sobar demasiado el balón, para dar entrada a Bienvenu. Se buscó desde entonces el juego directo y la velocidad del camerunés, que en una ocasión realizó un buen desmarque pero el centro de Sapunaru fue impreciso y lo atajó sin problemas Toño. Anteriormente Sapunaru remató un saque de falta donde Mainz le hizo penalti pero Lahoz, bien todo el encuentro, no lo vio. Ese remate del rumano y una disparo lejano y raso de Babovic fueron las únicas dos ocasiones entre los tres palos en la segunda mitad para el Real Zaragoza antes de finalizar el partido.
El Real Zaragoza suma un punto en un mal encuentro y finaliza la jornada 27 con 26 puntos y muy cerca del descenso. El equipo no tiene gol pero lo que más preocupa es la falta de ocasiones. Apenas crea fútbol y se le nota una gran falta de intensidad y lucha. No son buenas sensaciones las que viene dejando el conjunto zaragocista en los últimos encuentros y hoy ha sido más de lo mismo ante una Romareda que sigue sin ver triunfos ni detalles que llamen al optimismo de un equipo que muestra síntomas de estar muy enfermo.
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