Un Real Zaragoza de «pata negra»

JAVIER IBÁÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. En las últimas temporadas el Real Zaragoza se caracterizaba por ser una plantilla con mucho jugador extranjero. 

Tantos había que los propios aficionados decían que esto “es una ONG”. Bien, ahora la situación es diferente y los componentes del actual equipo son, la mayoría, españoles.

El pasado domingo en La Rosaleda el equipo dirigido por Jiménez saltó al césped de inicio con un total de 10 jugadores españoles: Roberto, Fernández, Álvaro, Paredes, Abraham, Movilla, José Mari, Apoño, Víctor y Montañés. Solo Postiga vislumbraba como jugador extranjero. A falta de jugadores aragoneses, desde la llegada de Jiménez el conjunto blanquillo se ha intentado nutrir de jugadores españoles que tengan más arraigo al país, a la liga y puedan sentirse más importantes dentro de un club español que conocen desde que eran pequeños, puesto que la mayoría de jugadores llegados son jóvenes, otra característica que busca este nuevo Real Zaragoza.

Se intentan dejar de lado esas operaciones llevadas a cabo por Agapito, donde se traían jugadores que venían de fuera sin saber qué era el Real Zaragoza y Zaragoza. Ahora, la idea es traer jugadores nacionales, con proyección y a poder ser en propiedad o con opción a ello.

En lo que se lleva de liga no siempre ha habido 10 jugadores nacionales, pero sí la mayoría, siendo los jugadores extranjeros normalmente Sapunaru, Postiga, Zuculini y en ocasiones Pínter y Loovens. Ahora en el mercado invernal, de los cinco refuerzos que se han sumado a la disciplina blanquilla destacan cuatro españoles (Fernández, Carmona, Rochina y Rodri), jóvenes y con proyección, siguiendo el parámetro diseñado para crear un bloque de futuro, unido y olvidar los miles de refuerzos estivales sufridos cada año.

Esta vez sí, parece que la dinámica de trabajo en el club y la idea de equipo han cambiado. Se busca tener una identidad más marcada, con jugadores con ganas de triunfar y que se sientan identificados con el Real Zaragoza. Se busca crear un club más cercano, familiar, donde los que llegan se sientan importantes por la oportunidad que se les brinda. En definitiva, un Real Zaragoza “de pata negra” con sabor español.

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