JAVIER IBÁÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. Tras la eliminación copera del Real Zaragoza anoche, cayendo por un abultado 4-0 ante un Sevilla que no es el que era, se pueden extraer algunas conclusiones para reflexionar.
La primera está clara, la plantilla es muy corta, demasiado corta, y se ha visto en cuanto el equipo ha tenido un par de bajas o alguna sanción. Cubrir esas ausencias era un auténtico puzle. A pesar de que el partido ayer no fuera el mejor, hasta la primera expulsión de Fernández, el Real Zaragoza se mostraba serio en el terreno de juego. Luego ya todo cambió y hay poco que comentar. La lesión de Álamo dejó a todos tocados, igual que el cambio de Jiménez, dando entrada a Ortí en vez de a Postiga.
Ahí, en ese cambio, puede haber un toque de atención de Jiménez a Agapito, haciéndole saber (como ha dicho públicamente) que sus jugadores están agotados porque no hay más y que la plantilla actual no es suficiente, estando necesitada de refuerzos. Al menos se quiere pensar eso, que las ausencias de Montañés, Postiga y Movilla ayer en el once son por agotamiento extremo, la del último no se pone en duda ya que lo ha jugado todo y tiene cierta edad, y no por tirar la Copa de manera brusca, engañando tras declaraciones anteriores a una afición ilusionada. Con ese agotamiento, Jiménez no quiere arriesgar en una liga donde el equipo aún va a tener que pelear mucho para lograr el principal objetivo, la permanencia en la categoría, no así en la Copa, que si el técnico lo pensaba fríamente (seguramente sí), era muy complicado llegar a la final con un equipo muy superior en juego, momento de forma y plantilla, como es el Atlético de Madrid.
La titularidad de jugadores del filial es otro recado de Jiménez, aunque prácticamente obligado por las bajas y cansancio, en la misma línea y a su vez triste. Y digo triste porque apena que para jugar los futbolistas del ‘B’ tengan que darse todas estas circunstancias de bajas, lesiones y cansancio. Tal vez, con una plantilla más amplia y con más margen, los jugadores del filial podrían ir entrando poco a poco en el primer equipo y tener jugadores más hechos para un futuro no lejano, pero no, con lo poco que hay, cada domingo acaban jugando los once mejores para intentar no sufrir en la última jornada ya que arriesgar con jugadores inexpertos hay pocos que se atrevan, más aún en la situación del Real Zaragoza donde se pide una mejoría desde ya.
El poco fondo de armario ha desencadenado poco a poco en esta eliminación copera. Cuando las pilas estaban cargadas y el equipo tiraba, se podía pensar en hacer algo, pero ahora, de repente, las pilas se han acabado, las lesiones han llegado y se han encontrado con una vuelta de cuartos difícil de afrontar. Todo esto hace ver que la planificación, en gran mayoría culpa de Agapito por prometer y no dar, no ha sido la adecuada y debe abrir en el club un serio pensamiento para que el año que viene no vuelva a suceder. Se han hecho cosas bien, pero otras no. El partido de ayer debe ser el fallo que traiga futuros aciertos.
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