Montañés y los desaparecidos

JAVIER IBÁÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. Si decimos que el mejor del Real Zaragoza ayer fue Montañés, nadie debería sorprenderse y es que el conjunto blanquillo salió ayer de Zorrilla dejando una imagen de equipo sin rumbo.

Ayer, tras dos derrotas consecutivas en Liga, el Real Zaragoza se presentaba al partido contra el Real Valladolid con la intención de volver a demostrar el equipo que era fuera de casa y la solidez mostrada hasta la fecha. Pero no, no fue así. El equipo de Jiménez demostró estar en uno de los peores momentos de la temporada, sumando su tercera derrota consecutiva en Liga y lo que es peor, dando la sensación de no saber a qué juega y de haber perdido toda la energía de la que hacía gala en la primera vuelta del campeonato.

A pesar de las bajas, el Real Zaragoza debió salir con ímpetu, ganas, concentración, coraje e intensidad… pero nada de eso sucedió. Un equipo blando, sin ideas y sin capacidad de sobreponerse a un Valladolid que le superaba cada vez que poseía el balón y mostraba un criterio mayor a la hora de atacar y finalizar jugadas. Muestra de esa falta de virtudes se vio al poco de empezar el partido cuando el Valladolid botó rápidamente una falta y Javi Guerra remató, al poste por suerte, a placer ante la mirada perdida y despistada de todos los jugadores zaragocistas. Todo el partido fue igual a excepción de 20 minutos de posesión sin crear ni una sola ocasión de gol, otra muestra de un equipo perdido, sin ideas y sin recursos.

Luego llegó el gol del Valladolid, la lesión de Apoño, Loovens… y todo lo que queráis para seguir con el auténtico esperpento de partido que había creado el Real Zaragoza en contra de sus intereses. Entre todos esos despropósitos y falta de bemoles, solo se veía algo de luz en Paco Montañés. El extremo está siendo en los últimos partidos el único jugador que le pone ese punto de intensidad necesario para lograr algo positivo, esas ganas, esa chispa… Lo intentaba de todas las maneras, corriendo la banda, bajando a recibir, arrancando con diagonales de fuera a dentro… sin que la suerte le acompañara y lo que es peor, sin que el apoyo de sus compañeros le acompañara. Están todos prácticamente desaparecidos. Postiga está fundido, normal, hay una falta de conexión tremenda entre el medio campo y la delantera, lo que le hace correr demasiados kilómetros en busca de su oportunidad. A Víctor se le dio descanso porque también está agotado y si sumamos que su lugar lo ocupa un parsimonioso Edu Oriol, el equipo juega con uno menos, a Movilla ya le empiezan a pesar los minutos, normal, tiene 37 años y es de los que más lucha… y así podemos seguir con unos cuantos más.

Cuando un equipo está mal, lo que no debe faltar es actitud para sobreponerse al cansancio y al mal juego y ayer eso pasó. Como dijo Jiménez “no somos el equipo de antes de navidades ni por asomo”, pues bien, ya que algunos no muestran demasiado interés, habrá que hacer algo para remediarlo y ante una plantilla tan corta, habrá que pensar muy seriamente en fichar, pero en fichar ya. Un central, un medio, dos delanteros… hacen falta, y pasan los días y las operaciones que se daban por hechas no se cierran. Ayer se vio que no se puede contar con Loovens, un jugador que juega un partido y está dos o tres semanas lesionado. Para enderezar esto hacen falta hombres, gente fuerte, con ganas, actitud y pasión por este deporte.

Seguramente el equipo volverá a retomar su camino, pero es necesario que lo hagan cuanto antes o los viejos fantasmas volverán. Mejorar en La Romareda es obligatorio por el bien general, y pasar, para bien o para mal, estos cuartos de Copa que tanto sobreesfuerzo han creado este mes de enero a una plantilla tan corta es vital. Los jugadores deben retomar el rumbo y hacernos olvidar que aparte de Montañés, hay más jugadores.

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