JAVIER IBÁÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. Cuando algo se hace bien hay que alabarlo. De la misma manera, cuando algo se hace mal, hay que criticarlo, al menos para que no se vuelva a repetir.
Hoy Manolo Jiménez ha salido al Vicente Calderón con miedo, las cosas como son, con un equipo sin ambición, soso y cobarde. Solo hace falta ver los jugadores que ha dispuesto sobre el terreno de juego para saber que su intención era la de intentar no encajar gol o evitar la creación de juego por parte del Atletico. Sin embargo, no le ha salido.
Extraña el planteamiento de Jiménez, más cuando fuera de casa el Real Zaragoza muestra su mejor versión, sacando de inicio hasta siete jugadores de corte defensivo: Sapunaru, Loovens, Pintér, Paredes, Zuculini, Abraham y José Mari. Si a estos siete sumamos a Apoño, que sin Movilla se pierde, ya son ocho.
La intención de Jiménez, seguramente, era salir a la contra, pero no se puede hacer sin jugadores ofensivos que dominen bien el balón (hoy Víctor suplente) y si los laterales tampoco suben, circunstancia extraña teniendo a tanto jugador defensivo en el medio que pueden hacer las coberturas. Así pues, el equipo blanquillo ha sido totalmente inoperante, no ha podido hacer nada y aunque hubiese querido, habría sido muy complicado con las fichas que tenía sobre el terreno de juego.
También sorprende la idea de Jiménez hoy ante un Atlético de Madrid que sí, es bueno y dominador, pero no es un Barcelona. Y digo un Barcelona porque arrasa con todos y en todos los campos. Y es que ni en el Camp Nou el Real Zaragoza salió con semejante planteamiento defensivo, dio buena imagen y el equipo daba síntomas de crecer. Lo mismo pasó en el Bernabéu, un equipo ordenado con piezas que permitían lanzar contras y crear peligro, más allá de que luego se consiguiera ganar o no. Hoy, en vez de mejorar, el equipo da la sensación de dar un paso atrás.
Seguramente si el Atleti co estuviera el quinto o sexto en la tabla, Jiménez no habría planteado un partido así y sí lo habría hecho como contra el Rayo o Athletic, por ejemplo. Hoy, debería haberlo planteado igual. Muchos pensamos que piensa más en la Copa, puede ser, aunque no es excusa. Si se habla de crear una identidad para hacer un equipo grande, hay que llevar esa idea a cabo siempre, no vale cambiar porque te enfrentas a uno u otro. El cambio de sistema, identidad, ambición… lo único que puede hacer es marear a los jugadores y retrasar el crecimiento que experimentaba el equipo.
Ahora ya no se puede hacer nada, solo esperar no ver más planteamientos como el de hoy, si no, igual habrá que cambiar el habitual cántico hasta la fecha por el de “¡Manolo Jiménez, qué pañales tienes!”.
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