JAVIER IBÁÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO. El Real Zaragoza se sobrepuso a su pesadilla en La Romareda y logró vencer por 2-0 al Levante y pasar a cuartos de final en la Copa del Rey, su torneo fetiche.
El equipo blanquillo empezó el partido como todos los jugados en su casa, dominando pero sin apenas ocasiones, como ése perro que ladra pero no muerde. Todo parecía indicar que sería el mismo partido de siempre y se rezaba porque el Levante no mordiera primero. Pero no fue así, en el minuto 22, Zuculini, tras remate de Víctor, pegó un bocado en línea de gol para encarrilar la eliminatoria y subir el 1-0 al marcador. El Levante apenas inquietaba, estaba agazapado en su campo y la ocasión más clara fue un despeje en propia meta de Paredes, nada más.
Tras la reanudación, el equipo de Jiménez cambió. El estilo era el mismo pero la intensidad no, sobretodo en ataque, por fin había jugadas bien trenzadas y se realizaban pases en diagonal que creaban el peligro que hacía falta en una posesión inofensiva, algo que sucedía en cada partido jugado en La Romareda.
En el minuto 60, Montañés controló dentro del área, fijo a su víctima en el punto de mira y lo fusiló bajo palos con zarpazo cruzado. El equipo maño, ésta vez sí, marcaba definitivamente el terreno y hacía saber a su presa que ésa batalla no la iban a perder.
Destacaron por encima de los demás Montañés desde la media punta, y Víctor en banda izquierda, que se asociaron perfectamente entre líneas para generar espacios y ocasiones claras, sobretodo en la segunda mitad, para marear y descolocar a sus enemigos.
Con ésa mayor posesión del esférico y ésa mayor mordiente en ataque, el Real Zaragoza demuestra que puede ganar en casa si varía un poco su forma de atacar, siendo más incisivo y duro.
El Real Zaragoza tiene otra batalla en cuartos de final ante el Sevilla para acercarse un poco más al premio deseado, la Copa. Que se preparen por Nervión porque se ha visto que éste equipo es capaz de morder si se lo propone.
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