JAIME PARICIO/ESPIRITU DEPORTIVO. El Real Zaragoza se ha clasificado para los octavos de final de la Copa del Rey a costa de un Granada, que mereció más.
Los de Manolo Jiménez empezaron muy bien, con una presión en el mediocampo muy efectiva, y con alguna que otra llegada al área rival. sin embargo, el equipo se fue diluyendo con el paso de lo minutos, y fue cediendo cada vez más
terreno a un Granada, que lo aprovechó al máximo. Los locales, con mucho que ganar, y nada que perder, en todo momento lucharon por llevarse la eliminatoria, y ese ímpetu y esfuerzo se vio recompensado con el primer gol del encuentro. Lo hizo Ighalo, que disparó y tras rebotar en Loovens se coló en la portería de Leo Franco. Merecido gol, fruto de la mejoría de los nazaríes con el paso del partido. El Real Zaragoza no reaccionaba, y en momentos llegó a estar perdido bajo la inactividad de Romaric, que dejó presencia y poco más. Movilla, como nos ha acostumbrado esta temporada cuajó un gran partido y supo qué hacer en cada momento.
Al descanso, todo cambió y ambos equipos salieron al terreno de juego a ofrecer espectáculo digno de un gran partido. Pronto, empatarían los maños tras un auténtico golazo de Jose Mari. El andaluz tras recibir una magnífica asistencia de Postiga, remató de volea sin dejarla caer. El gol cayó como una inyección letal en los jugadores y aficionados del equipo granadino. Con el gol de los maños, los de Anquela necesitaban dos goles para pasar a la siguiente fase. Pero el equipo se recompuso de la mejor manera posible, y marcó un gol que sembró esperanzas a unos, y aterrorizó a otros. El tanto lo marcó Mainz a la salida de un córner botado por Dani Benítez. A partir de ahí, el resto del choque fue un monólogo local que acechó la postería vistante en numerosas ocasiones, pero bien la fortuna o la mala puntería, impidieron darle una merecida recompensa a los miles de aficionados que llenaban Los Cármenes.
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