YERAY CORTÉS / ESPÍRITU DEPORTIVO. El Real Zaragoza empieza a recuperar la seguridad defensiva que tuvo en un tramo de la primera vuelta.
Cualquiera que esté metido en el mundo del fútbol (o de otros deportes) sabe que dejar la portería a cero aumenta, de forma considerable, las posibilidades de llevarse el triunfo.
El Real Zaragoza, es uno de los equipos que está aprovechando muy bien el acabar imbatido los partidos. Transcurridas 25 jornadas de Liga, el equipo blanquillo ha logrado finalizar once encuentros sin encajar gol, y de esos partidos en ocho se ha llevado los tres puntos: Alavés, Tenerife, Elche, Ponferradina, Bilbao Athletic, Llagostera, Leganés y Córdoba no encontraron la forma de batir ni a Bono ni a Manu Herrera, y vieron como encajaron uno o dos goles del Real Zaragoza. Más suerte tuvieron Lugo, Girona y Mallorca, que no pudieron marcar pero tampoco recibieron ningún tanto.
Un hecho que cabe destacar es que el Real Zaragoza ha sufrido muchos contratiempos en lo que llevamos de temporada en la zona defensiva, que se ha visto modificada en prácticamente todos los partidos. Mario Abrante y Rubén González han vivido un auténtico calvario con las lesiones, Jesús Vallejo se ha perdido varios partidos para atender a compromismos internacionales y ahora el capitán blanquillo se encuentra lesionado, al igual que Marc Bertrán, Abraham Minero e Isaac Carcelén. En la portería también ha habido varios movimientos: cuando parecía que Bono estaba completamente asentado en el once, Carreras decidió hace tres jornadas apostar por el veterano Manu Herrera, que ya encadena dos partidos seguidos imabitado.
Las numerosas lesiones en defensa obligaron a la dirección deportiva a reforzar esa línea del equipo, y para eso llegaron Joan Campins y Alberto Guitián. Ambos, asentados ya en el once, forman con Diego Rico y Leandro Cabrera la fortaleza defensiva de un Real Zaragoza que empieza a recuperar la estabilidad que tuvo atrás en algunas fases de la primera vuelta, donde llegó a encajar un gol en siete partidos.