GUILLERMO COSCOLLA / ESPÍRITU DEPORTIVO. Tras 15 jornadas de campeonato, a Ranko Popovic sólo le vale ganar si quiere continuar en el banquillo zaragocista.
Las horas de Ranko Popovic en el banquillo del Real Zaragoza se van consumiendo a medida que se acerca el duelo, del domingo a las 17:00, ante la Ponferradina. Y es que al entrenador no le vale sumar un punto. Tan sólo una victoria y acompañada, preferiblemente, de un juego alegre. La situación que vive el conjunto aragonés, con un punto de los últimos nueve y la poca capacidad para generar algo de fútbol, ha llevado a gran parte de la cúpula del Real Zaragoza a perder el crédito depositado en el técnico serbio.
Ante la Ponferradina, la temporada pasada, Ranko Popovic vivió su primer partido como entrenador del club aragonés y el estreno no pudo ser mejor. Buen fútbol y goleada (4-1). Cosas del fútbol, un año después, ese mismo rival al que Popovic superó con nota puede ser el que saque al balcánico de la entidad blanquilla.
El ascenso a Primera, obligación máxima en el seno zaragocista, pasa por perder el menor número posible de partidos en La Romareda. Hasta el momento, el Real Zaragoza lleva ya tres derrotas y está a solo una de igualar las cosechadas en el Municipal la temporada pasada (4).
La derrota en Alcorcón terminó por derrumbar al vestuario zaragocista. A lo largo de la semana, los jugadores encargados de comparecer en rueda de prensa han compartido el mismo mensaje de que "el ánimo está bajo y de que el equipo está jodido". Con ese hándicap, los hombres de Ranko Popovic tienen mañana una prueba de fuego ante su afición en donde todo lo que no sea sumar los tres puntos puede desencadenar en una situación no deseada para nadie.