YERAY CORTÉS / ESPÍRITU DEPORTIVO. La baja de Wilk puede provocar la incorporación de algún jugador para la primera plantilla.
Una vez conocida la grave lesión de Cezary Wilk, la dirección deportiva del Real Zaragoza se plantea una pregunta: ¿Y ahora qué?
A la corta plantilla del primer equipo blanquillo, se han sumado las bajas para casi toda la temporada de Jaime Romero y el centrocampista polaco. Unos contratiempos que dejan a Popovic con tan solo dieciocho jugadores disponibles con ficha profesional, de los que tres son porteros. Además, Mario Abrante todavía no ha podido disputar ningún minuto oficial esta temporada por una lesión, y Rubén González arrastra molestias desde hace varias semanas.
Aunque la zona del centro del campo es la zona más afectada. La mayoría de jugadores de esa posición han sufrido alguna lesión en lo que va de temporada: Aria, Pedro Sánchez, Hinestroza y Jorge Díaz han tenido que pasar por manos de los médicos del club, mientras que otros como Albert Dorca o Erik Morán se salvan, por el momento, de la quema.
Ahora, el dilema de Martin González y el resto de la directiva zaragocista es reforzar al equipo con el objetivo de que no acuse las ausencias de sus jugadores. El problema, como siempre, está en el tema económico. El límite salarial impuesto por la Liga no permite al Real Zaragoza gastar una excesiva cantidad de dinero para incorporar a ningún jugador, por lo que Ranko Popovic se vería obligado a tirar de canteranos para paliar las bajas.
Posiblemente, el mejor colocado para asentarse en el primer equipo sea Sergio Gil. En los minutos que ha tenido esta temporada ha demostrado que atesora una gran calidad, siendo uno de los jugadores del Deportivo Aragón en los que más confía el entrenador serbio.
Con todo esto, habrá que esperar si con el transcurso de los días los dirigentes zaragocistas realizan algún movimiento para reforzar al equipo o, por el contrario, apuestan por la cantera.