GUILLERMO COSCOLLA / ESPÍRITU DEPORTIVO. El Real Zaragoza empató (1-1) ante el Sporting de Gijón en un partido en el que poco ha importado el plano deportivo. La afición mostró su malestar durante todo el encuentro y señaló a jugadores y directiva.
El cielo gris que lucía sobre el Estadio Municipal de La Romareda presagiaba lo que iban a ser los 90 minutos. Descontento por parte de todos los sectores del Estadio que no dudaron en expresar su enfado tanto hacia los propios jugadores como a la directiva. El conjunto dirigido por Víctor Muñoz tenía enfrente a un rival que se jugaba afianzarse en los puestos de ascenso a Primera División y no fue hasta el último minuto de partido cuando logró sumar un punto que les hace soñar a los asturianos con los Play-Off.
El partido fue igual o peor que las condiciones meteorológicas, apenas se vio fútbol y el que se vio no ilusión. En la primera parte ambos conjuntos tuvieron ocasiones para abrir el marcador, pero no fue hasta el minuto 39 cuando un error del guardameta del Sporting de Gijón, Cuellar, iba a dejar a Roger delante de la portería completamente solo para que el valenciano hiciera el 1-0 que apenas fue celebrado por La Romareda. Hasta el minuto del gol, lo importante no sucedía sobre el terreno de juego sino que estaba ocurriendo en las gradas de La Romareda. Al grito de “campeones, campeones” o “jugadores mercenarios” los jugadores del Real Zaragoza se veían castigados a jugar todo el partido presionados por una afición que no olvida las 41 jornadas de poco fútbol por parte de su equipo.
El partido se iba al descanso con victoria local pero poco parecía importar. No había ilusión por ganar y el ambiente entre los aficionados era de crispación porque veían como el último encuentro de la temporada en La Romareda se jugaba para no descender.
La segunda mitad fue tres cuartas partes de lo que sucedió en la primera, nada de fútbol y con pocas ganas por querer mostrar una buena imagne. El Real Zaragoza pudo hacer el dos a cero por medio de Ángelo Henríquez pero el chileno tiró al muñeco y Cuellar despejó sin problemas. El Sporting por su parte, tampoco parecía reaccionar a pesar de ir por debajo en el marcador y de jugarse ascender de categoría. No tuvo ocasiones claras y el peligro lo creaban por arriba pero sin premio.
Se iban acabando los minutos y el resultado seguía siendo favorable al Real Zaragoza que sin jugar a fútbol veía cómo iba por delante en el marcador y la posibilidad de brindar un triunfo a la afición en el último partido de la temporada en casa iba siendo cada vez mayor. Pero el encuentro no había terminado y en el minuto 44, un error, que si antes fue Cuellar el que dio el gol al Real Zaragoza, esta vez iba a ser Whalley, que debutaba con el primer equipo, quien iba a concederle un punto al Sporting que le permite depender de sí mismo para jugar los Play-Off de ascenso a Primera División.
El partido terminaba con empate (1-1) y la temporada en La Romareda ponía fin con una afición como protagonista y como mejor jugador durante toda la campaña. Partido de despedida para muchos jugadores pero que poco parece importarle al aficionado zaragocista que, salvando la ovación al joven jugador del filial, Álvaro Tierno, despidió al resto de la plantilla entre pitos y canticos.
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