Una aragonesa de leyenda dorada

ALFREDO QUINTANA. Teresa Perales gana el oro en los 100 metros libres y alcanza las 22 medallas en Juegos Paralímpicos, igualando a Michael Phelps.

Hay lágrimas que lo dicen todo. Las de Teresa Perales al ganar la final de los 100 metros libres hacían salir toda la rabia que la española llevaba dentro desde que se metió por primera vez en la piscina del Centro Acuático de Londres. Ella había dicho que había ido a ganar 6 medallas fueran del color que fueran pero siempre tenía la espinita clavada de quedar apeada del cajón más alto del podio y en su última prueba se desquitó.

Perales sabía que si lograba una medalla en los 100 metros libres iba a entrar en la gloria del deporte y lo quería hacer por la puerta grande. Ya había avisado el día anterior. “La medalla no se me escapa”, había dicho. Toda una declaración de intenciones de que se iba a dejar la piel para tener los 22 metales y no defraudó.

En las series de la mañana había logrado el segundo mejor tiempo a tres segundos de la ucraniana Prologaieva pero quedó demostrado que se reservaba para la final.

Salió como una exhalación desde el trampolín como si de una bala se tratara colocándose primera pero a los 25 metros Prologaieva la alcanzó y cruzó en cabeza el viraje de los 50. Un espejismo. La patada que dio Teresa por la calle cinco al dar la vuelta fue de 12 sobre diez. Con el solo impulso contra la pared cogió el primer puesto y no volvió a soltarlo. Ese oro era suyo y lo demostró en un último 50 espectacular.

Como ella misma reconoció hizo los últimos 10 metros sin respirar. No importó. Toda España cogía aire por la mejor deportista del país. El record de Michael Phelps había que igualarlo de la mejor manera posible para que Teresa Perales entrara a formar parte de la historia del deporte nacional e internacional con letras de oro como así ha sido.