La Romareda se rinde a Cani

GUILLERMO COSCOLLA / ESPÍRITU DEPORTIVO. Estuvo a punto de firmar el gol de la jornada si la vaselina a Sergio Pérez hubiese entrado entre los tres palos.

La Romareda volvió a vivir ayer una noche de esas que costará olvidar. Lo acontecido en la victoria ante el Mirandés, probablemente, no se había visto hasta el momento en lo que va de temporada. La afición animó como lo hace siempre, pero se divirtió con el fútbol de sus jugadores como no lo hacía en mucho tiempo.

Aunque el primer gol, obra de Leandro Cabrera, lo cantaron en el minuto 33, las gradas del Municipal empezaron mucho antes a alentar a su equipo aplaudiendo cualquier jugada combinativa o una recuperación rápida tras la pérdida del balón. Con el tanto del uruguayo, La Romareda estalló. Pero diez minutos más tarde Edu García se encargó de subir los decibelios y con su primer gol con la camiseta del Real Zaragoza el feudo blanquillo se convirtió en auténtico hervidero de felicidad.

A pesar de que los dos goles llegaron en la primera mitad, el equipo no se conformó con eso y buscó regalarle a la afición algún gol más, que por ocasiones pudo producirse. Si en los primeros 45 minutos La Romareda le dedicó un cántico a Edu García, en la segunda parte fue el turno para Rubén Gracia ‘Cani’. El de Torrero, que le regaló el gol a Edu García en la primera mitad, también escuchó como toda La Romareda entonaba el cántico de “Cani, Cani, Cani”. Aunque se marchó sin marcar, cerca estuvo de conseguir el gol de la jornada y hacer olvidar el de Juan Muñoz la semana pasada en Mallorca. El centrocampista aragonés se inventó una vaselina desde 30 metros que rozó la portería de Sergio Pérez cuando todo el campo ya se preparaba para celebrar lo que hubiese sido una auténtica obra de arte.

El colofón final al partido de Cani fue en el momento de su sustitución. Agné decidió retirarlo del terreno de juego en el minuto 85 y fue entonces cuando lo más de 15.000 aficionados se levantaron de sus asientos para despedirlo con una ovación a la altura de su partido y acompañada de un “Cani, Cani, Cani”.

La afición abandonó el campo entusiasmada después de ver el recital de su equipo ante el Mirandés, y la complicada situación vivida hace ya más de mes ha quedado enterrada porque ahora con Agné la ilusión ha vuelto a reaparecer en la atmósfera zaragocista.