GUILLERMO COSCOLLA / ESPÍRITU DEPORTIVO. Las malas sensaciones, y los cinco partidos consecutivos sin ganar, le obligan a buscar un cambio táctico.
El Real Zaragoza ha regresado esta mañana a los entrenamientos tras el día libre de ayer y la nota positiva la ha puesto Jordi Xumetra que se entrenó junto al resto de compañeros. El lunes, el extremo se entrenó en solitario en el gimnasio.
El conjunto aragonés está a cuatro días de una nueva final en una semana que se antoja decisiva para el futuro de Luis Milla. El técnico es consciente de que su vida en Zaragoza tiene las semanas contadas y de no ganar en Valladolid tendría prácticamente los dos pies fuera de la disciplina blanquilla.
Para evitar esa destitución, podría realizar en Valladolid algo inédito en lo que va de temporada: cambiar el sistema, el 4-1-4-1. Una formación táctica que ha ido perdiendo efectividad y que cuando el técnico ha colocado a Ángel y Muñoz en punta la ha dejado en evidencia. Por eso, esta mañana, Milla ha querido probar el tradicional 4-4-2 en donde Zapater y Ros estarían en el doble pivote, Xumetra en una banda y la novedad estaría en la izquierda con Casado. Es extraño y parece prácticamente imposible que Lanzarote no entre de inicio en ese sistema, pero esta mañana es lo que ha colocado sobre el césped de la Ciudad Deportiva.
Pero no solo tiene esa variación sino que también podría introducir un 4-1-3-2 para darle continuidad a jugar con un único pivote que sería Zapater y por delante de él una línea de tres con los jugadores más desequilibrantes e inteligentes de la plantilla: Xumetra, Cani y Lanzarote.
En cualquiera de los casos lo que es evidente es que el Real Zaragoza saldrá al José Zorrilla con dos puntas. La versión ofrecida en la segunda mitad ante el Elche, con Ángel y Muñoz juntos, ha provocado que Milla estudie la posibilidad de apostar por un nuevo sistema.