E.D El Inter Movistar se quedó sin la Copa Intercontinental. Tras cinco ediciones consecutivas ganadas, esta vez no pudo ser. El Carlos Barbosa, empujado por un ambiente espectacular, logró su segundo título en un partido que se le puso muy pronto a favor.
Demasiado difícil lo que quedaba por delante. El tanto de Ortiz hizo reverdecer un poco las esperanzas, pero apenas fue un espejismo. El partido, lleno de brusquedades y situaciones en las que los brasileños se encontraban cómodos no parecía cambiar de rumbo. Tobe lo tuvo al comienzo de la segunda mitad, en un remate de una falta que se estrelló en el palo. Una jugada que quizá habría cambiado la historia. No entró y sí el remate de Rodrigo, tan bueno como polémico, que a los nueve minutos del final ponía la puntilla.
El portero-jugador de la recta final quedó en nada y el público local pudo disfrutar de una fiesta, de su fiesta, la que llevaba esperando desde que ganó el título en Barcelona en 2004. Fue mejor y lo mereció.