El CD Ebro suma un punto ante el Atlético Baleares

ESPÍRITU DEPORTIVO. Mereció más el Club Deportivo Ebro ante un gran rival como el Atlético Baleares. Las intervenciones del guardameta visitante Aulestia, evitaron que los puntos se quedaran en La Almozara. 

Poco más se puede exigir a un Ebro que buscó con ahínco ese gol que tanto se está resistiendo en las últimas fechas, pero unas veces las meritorias intervenciones de Aulestia, y en otras la falta de acierto propia, terminaron enviando al limbo las ilusiones de poder sumar una victoria, que ayer debió acabar cayendo en el saco arlequinado.

Parece mentira como la fortuna puede cambiar de manera tan radical en apenas unas jornadas. Al principio de Liga, con media oportunidad como aquel que dice, al Ebro se le caían los goles de los bolsillos. Ahora es todo lo contrario, se intenta, se busca de todas las maneras, pero éste no acaba llegando. Un capítulo que deben mejorar cuanto antes los de Larraz para que no se termine convirtiendo en algo obsesivo.

El primer susto correspondió a los baleares, en su prácticamente único intento con peligro a lo largo del encuentro. Fue en un saque de esquina que Eneko tuvo que forzar, tras un centro que llevaba mucho peligro de Tete. En la ejecución del mismo, Esteban se anticipó a todos para, de cabeza, enviar al larguero.

AULESTIA EVITA QUE EL MARCADOR SE MUEVA. Espabilaron con prontitud los de Larraz, que encontraron una buena conexión entre Víctor Bravo y Canario, que se compenetraron a la perfección, complicando la vida a los defensores visitantes. El delantero fue el artífice de las mejores ocasiones generadas por el Ebro, y solo le faltó anotar para poner la guinda a una excelente labor. Tras una jugada suya por la línea de fondo, estuvo a punto de llegar el primer gol, en un balón que dejó pasar Víctor Bravo para que rematara Valero con la zurda y ajustado al poste, pero ahí apareció la salvadora mano de Aulestia, en la primera de las intervenciones en el que el meta vasco iba a salvar a los suyos. Nuevamente Canario fue el protagonista de una acción polémica, en la que cayó dentro del área, pero el colegiado no vio penalti y amonestó al jugador.

El colmo de la mala fortuna iba a llegar en la última acción de la primera mitad. Valero centró desde la banda izquierda para que Canario cabecease a bocajarro. Pero Aulestia, con reflejos felinos, impidió un gol que se cantaba y que parecía imposible que no entrase. Desesperación total y absoluta por no poder irse en ventaja al descanso tras haberlo merecido sobradamente.

EL EBRO MERECIÓ MÁS. Y para un balón que si besó las mallas, no sirvió para que subiera al electrónico. Maureta vio como le anulaban un tanto por fuera de juego, tras un espectacular remate de tijera. El central, que no protestó la acción, volvió hacia posiciones defensivas con una sonrisa de oreja a oreja, seguramente pensando en la de veces que esa obra de arte hubiera sido vista a lo largo de la semana, ya que tenía todas las papeletas para convertirse, con todo merecimiento, en el mejor gol de la jornada de la división de bronce.

El balón parado tampoco resultó ser la tabla de salvación por donde abrir la lata. Pajarero empleaba toda su corpulencia para saltar y rematar, pero no podía precisar entre palos.

Los insulares se quitaban como podían el acoso de encima, y en alguna acción puntual buscaban el premio extra de la victoria. Primero disparó Joan Vich, desde lejísimos, para que Montoya detuviese sin ningún problema. Al minuto siguiente, Fullana desde la frontal, con más peligro aunque igualmente sin acierto.

El resto de minutos aún iba a ser suficiente para que Aulestia amargase nuevamente la matinal a otro de los arlequinados, al salir con prontitud de meta y taponar el fuerte chut de Valero, tras dejada de Víctor Bravo.

No se pudo ganar, pero las sensaciones fueron mucho mejores. Ahora solo falta afinar un poco la mirilla cara a portería para que las victorias dejen de resistirse.

Fuente: Prensa CD Ebro

Foto: Prensa Atlético Baleares