ESPÍRITU DEPORTIVO. Tras consumarse la derrota del FC Barcelona en Alcoy (3-2), el C. D. Ebro es el sorprendente e ilusionante nuevo líder del grupo.
Lo que hace un mes nadie podía ni soñar, ni los más exageradamente optimistas, es realidad hoy. Los de Emilio Larraz, con una impecable trayectoria en los cuatro primeros partidos de competición, se alzan a lo más alto de la cima. Sabemos que puede ser algo pasajero, que nuestro primer objetivo no es otro que lograr la permanencia cuanto antes, pero nadie nos va a quitar la imagen de la clasificación actual del Grupo III de Segunda División B. Además, Toni Gabarre lidera la clasificación de goleadores del grupo, empatado a cuatro tantos con Aridai (Valencia) y Marc Cardona (Barça B).
No iba a ser un partido fácil a pesar de que el rival todavía no había puntuado en los tres partidos disputados. El Eldense podía parecer el enemigo propicio para que todo siguiera saliendo de cara, pero el desarrollo de los noventa minutos se encargó de aclarar de que, aquí, todo cuesta y lleva su trabajo conseguirlo. Al final, Gabarre desbloqueó la situación, en uno de los pocos lanzamientos entre palos que los de Larraz fueron capaces de hacer.
Fue una nueva demostración de que, en esta Segunda División B que cada quince días toca paladear en La Almozara, no hace falta jugar bonito ni crear un aluvión de ocasiones ante el marco rival. Puede bastar con realizar un excelso apartado defensivo y saber aprovechar las oportunidades que vas a disponer. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo
El partido fue áspero y de escasas llegadas al área rival, donde los guardametas casi pasaron inadvertidos. Todo fue a contracorriente desde que los jugadores salieron de sus respectivos vestuarios, pues ninguno de los dos lucía su primer uniforme: los de casa ya habían anunciado que, con motivo del inicio de los actos del 75 aniversario de la fundación del club, saldrían con una camiseta distinta a la tradicional arlequinada, y lucieron con zamarra negra, pantalón blanco y medias negras. Tampoco los alicantinos vistieron de azulgrana y saltaron al césped con un llamativo traje amarillo fosforito.
No salió entonado el Ebro a lo largo de los primeros cuarenta y cinco minutos. Por más intentos que se produjeron, fue misión poco menos que imposible el enlazar tres pases seguidos ante un Eldense que parecía que llevase jugando toda la vida en el campo aragonés, ya que sus once hombres tenían las medidas del terreno perfectamente tomadas, y en cada acción se adelantaban o los balones les iban a ellos. La mañana sirvió para ver a un futbolista brillante, Armero, que trajo en jaque a Eneko a lo largo de los noventa minutos. De sus botas salieron las acciones más brillantes en el apartado ofensivo. En un detalle técnico de enorme calidad, controlando con clase y pasando a su lateral Ernesto, generó una ocasión de peligro tras centro de este último, que el ariete Samu López remató a la parte exterior del poste.
Por parte local, el debutante en el once titular, Chupe, se mostró muy activo por banda izquierda, además de demostrar que es un excelente lanzador a balón parado. En dos oportunidades, ambas lanzadas con maestría, primero Santigosa cabeceó desviado y, posteriormente, su envenenado centro no encontró a ningún rematador. Así concluyó una primera mitad verdaderamente soporífera y en la que ninguno mereció más de ese 0-0.
No fue mucho más alentadora la reanudación, con un primer cuarto en el que siguió sin apenas pasar nada, aunque el Ebro parecía querer despertar de su letargo. Emilio Larraz no aguantó más y decidió meter a gente de refresco, con un doble cambio en el minuto 62 que resultó providencial, con la entrada de Víctor Bravo y Alain Barrón. Fueron ellos los detonantes para que el encuentro tomase un rumbo radicalmente distinto al vivido hasta entonces.
Y es que no habían pasado más de tres minutos de ese doble cambio, cuando llegó una jugada preciosa, fulgurante y veloz, una verdadera obra de arte donde los rivales solo pudieron observar como el esférico iba de un jugador a otro, y a otro y a otro, hasta acabar en el fondo de su portería. Un balón largo de los visitantes fue cortado con un despeje orientado de Alfonso sobre Eneko, éste desvió con la cabeza hacia la testa de Alain, que bajó el balón hacia Víctor Bravo. El zurdo centrocampista desahogó el juego y cedio atrás a Moustapha, que avanzó unos metros y abrió hacia Eneko, que ya estaba en campo del rival. Allí se le ofreció de nuevo Víctor Bravo para, con un toque, abrir hacia un Alain que ya había doblado a Eneko. Pero Bravo no se quedó quieto y, tras pasar a Alain, buscó el desmarque de ruptura que vio muy bien el exjugador del Real Unión, dándole un maravilloso pase que dejó al zaragozano practicamente solo ante Molina, pero con tres defensores muy encima. Con un sutil toque de su zurda de oro, colocó el balón en la pierna derecha de Gabarre, que se encontraba totalmente solo y con la portería desguarnecida. El delantero solo tuvo que aceptar el regalo, colocar el interior de su bota derecha y envíar el balón al fondo de la red. Sus compañeros habían fabricado una joya, y el delantero le puso el brillante.
Veintidos segundos desde que Alfonso tocó el balón hasta que remató Gabarre, nueve pases entre seis jugadores locales, con los visitantes sin poder hacer otra cosa que presenciar lo inevitable. Eneko participó dos veces en la jugada, Alain otras dos y Víctor Bravo lo hizo en tres ocasiones. Para quitarse el sombrero.
Duro mazazo a la línea de flotación de un rival con la moral frágil como el alicantino, que a raíz del gol fue superado con claridad por los de Larraz, con un Víctor Bravo que salió con muchas ganas desde el banquillo. El bravo zurdo lo probó con su pierna buena, pero el tiro le salió demasiado centrado, atrapando el meta Molina sin excesivas dificultades.
No parecía correr peligro la mínima renta, pero el gran susto llegó al filo del tiempo reglamentado. Fue en una falta lejana aunque innecesaria, en la que parecía que el balón iba a ser colgado al área, ya que subieron los centrales y todos los hombres altos. Pero Armero, haciendo gala una vez más de su enorme clase, lanzó un diabólico disparo con mucha potencia y elegancia, pero el balón se estrelló en la parte interior del poste izquierdo de la meta defendida por Marqueta. La grada enmudeció, pero por fortuna, todo quedó en nada, y los puntos, ya diez, están en la caja fuerte del Ebro.
En resumen, no fue un buen partido, pero quizás el Ebro tuvo esa pequeña dosis de fortuna que hace falta en cada partido. Si en la temporada pasada nos fue casi siempre esquiva, parece que esta temporada la tenemos un poco de nuestro lado. Quizás el Eldense no mereció salir derrotado, ya que estrelló dos balones en la madera, y no parece que vaya a estar mucho tiempo en la última posición de la tabla.
Fuente: José Antonio Buen, Prensa CD Ebro
Foto: Rubén Losada, FotografiArte
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