Si pensamos en lo que define a un deportista de élite podemos tener en cuenta muchas cosas, pero sin duda la alimentación se ha vuelto cada vez más importante. El rendimiento de un jugador puede variar mucho según su dieta, como hemos visto en los últimos años con futbolistas de primer nivel.
Hoy queremos poner algunos datos muy generales de cómo funciona esto en el fútbol, aunque es aplicable a muchas otras disciplinas. Si queremos acercarnos al mundo de las apuestas online o lo hacemos de forma habitual, nada mejor que conocer un deporte por dentro para tener la máxima información.
LA ALIMENTACIÓN ES TAN IMPORTANTE COMO EL ENTRENAMIENTO O EL TALENTO
Para cualquier jugador profesional, seguir un calendario de dietas es parte de su trabajo, igual que asistir a los entrenamientos y cumplir con su deber en el campo. La planificación de esta alimentación viene dada por un especialista que contrate el club o el propio jugador; pero también debe salir de uno mismo ceñirse a lo mejor para su cuerpo.
En el fútbol moderno, y más en el más alto nivel, las diferencias entre equipos son mínimas y cualquier detalle puede llevarte a la victoria o sumirte en la derrota. Por ello, el jugador debe cuidar su alimentación para así optimizar la composición corporal, reducir los riesgos de lesión y acortar la recuperación tras la misma.
Los alimentos y nutrientes que elegimos consumir afectan a nuestro rendimiento y al desarrollo de nuestras habilidades; no solo los días de partido sino durante todo el año. El gasto de energía es diferente durante la temporada, por lo que debemos tener claro cómo debemos comer.
Por supuesto, cada jugador es único y no existe una dieta general que aplicar a todos. Muchos jugadores, además de por sus gustos, ven modificada su dieta según la estación del año o el estado de forma o ánimo. Es importante adaptase a lo que marca nuestro nutricionista.
También nuestra posición en el campo es clave a la hora de determinar nuestra alimentación: los delanteros suelen abarcar entre diez y once kilómetros por partido, mientras que los porteros no superan los cuatro kilómetros.
Un guardameta, por ejemplo, consume unas 400 kilocalorías por cada partido; mientras que un jugador de campo supera las 1000 o 1200 kcal. Por tanto, debemos tener claro que el aporte calórico entre ambos debe ser diferente, así como el peso óptimo de cada jugador.
Por último, debemos tener claro cómo es el deporte que practicamos. En el fútbol aceleramos, frenamos, saltamos, caminamos, trotamos… Normalmente se cambia de estado cada cinco o seis segundos, normalmente con acciones explosivas.
En un partido, lo habitual es que trabajemos a un 75% de nuestra capacidad aeróbica; pero también hay una gran carga anaeróbica. La intensidad va cambiando a lo largo de los minutos, siendo muy diferente el primer cuarto de hora al último sprint en los minutos finales. Por esto, se considera al fútbol una actividad de exigencia metabólica mixta.
¿CÓMO EQUILIBRAR LA ALIMENTACIÓN DE UN FUTBOLISTA?
De una manera muy general, lo importante es mantener el equilibrio y la variedad de alimentos; repartiendo los micronutrientes de forma correcta (hidratos de carbono, proteínas y grasas) como nos marque nuestro especialista. También podremos incluir ayudas ergogénicas como suplementos nutricionales.
Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales y proteínas de alta calidad es importantísimo, así como hidratarse perfectamente. Para esto hay que conocer la tasa de sudoración de cada jugador, cómo le afectan las diferentes temperaturas o niveles de humedad o la densidad, el grado pH de acidez u osmolaridad de la orina.
También encontraremos suplementos individualizados como aminoácidos, cafeína, vitaminas, antioxidantes… Incluso el uso de probióticos y prebióticos en situaciones de malestar gastrointestinal.
Por supuesto, debemos evitar el consumo de bebidas alcohólicas, las grasas de baja calidad (grasas saturadas, ácidos grasos trans, aceites recalentados…) o las bebidas gaseosas; ya que no tienen ningún aporte nutricional.
LA DIETA SEGÚN EL MOMENTO DE COMPETICIÓN
- Pretemporada: Durante la preparación del año, es importante equilibrar el consumo de proteínas en todas las comidas del día, pero sin caer en dietas que potencien la masa magra. Incluiremos hidratos de carbono y grasas insaturadas para apostar energía, y trataremos de ajustar el peso y los excesos de la inactividad.
- Temporada: Se busca realizar cinco comidas diarias, en las que estén presentes suficientes hidratos de carbono de bajo índice glucémico. También incluiremos electrolitos antes, durante y después de las sesiones de entrenamiento y los partidos, para conseguir el máximo rendimiento y resistencia.
- Día de partido: Debemos comer entre dos y tres horas antes del encuentro, además de beber suficiente líquido (preferiblemente agua o agua suplementada) para evitar los calambres, retrasar la fatiga y equilibrar la saciedad.
Si eres de los que quiere prepararse como un profesional para dar el máximo en el campo, te recomendamos que visites a un especialista y obtengas una planificación según tu caso concreto. Seguro que pronto te encontrarás rindiendo al más alto nivel y te sentirás mejor en el terreno de juego.