Es habitual oír expresiones tales como "para mejorar la técnica hay que potenciar la carrera en ciclo anterior" o "los corredores no entrenados suelen correr en ciclo posterior". En inglés se utilizan las expresiones front side mechanics y back side mechanics para referirse, respectivamente a ciclo anterior y posterior, respectivamente. Pero, ¿qué es el ciclo anterior?
Se suele denominar ciclo anterior al movimiento de (o dicho de otro modo, al área barrida por) la extremidad inferior que tiene lugar por delante de la pelvis. Si atravesamos al corredor con un plano frontal perpendicular al suelo que atraviesa el centro de masas del corredor y que divide el volumen del corredor en dos partes, la delantera y la trasera, consideraremos que la acción de los segmentos de la pierna que sucede por delante de dicho plano tienen lugar en ciclo anterior. Por tanto, las acciones de segmentos de la pierna que sucedan por detrás de dicho plano tienen lugar en ciclo posterior.
En el libro de Ralph Mann (subcampeón olímpico de 400 vallas en Montral 1976) "Mechanics of sprinting and hurdling" se traza una linea longitudinal al tronco para apreciar lo que sucede delante y detrás de esa línea. A lo que sucede delante se le denomina front side mechanics y a lo que sucede detrás back side mechanics. Lo que ocurre es que Mann, a diferencia de otros autores, sigue la línea del tronco, mientras que en la distinción entre ciclo anterior y posterior se sigue una línea perpendicular al suelo. Al estar el tronco ligeramente inclinado en la carrera (de 5 a 10 grados, normalmente) hay una ligera diferencia entre ambas concepciones.
Imagen extraída de Mechanics of sprinting and hurdling, de Ralph Mann
Acto seguido se plasman secuencias de corredores de velocidad (Donald Quarrie), medio fondo (Seb Coe) y fondo (Alberto Cova), donde el lector puede apreciar qué proporción del movimiento de piernas tiene lugar en ciclo anterior y en ciclo posterior a los ritmos propios de una carrera de 200 metros, 800 metros y 10.000 metros, respectivamente.
Imagenes de Athletes in action, de Howard Payne.
Lo que a mí siempre me ha intrigado acerca de la dicotomía "ciclo anterior – ciclo posterior" es determinar qué utilidad tiene a la hora de establecer unas nociones técnicas para la carrera a distintas velocidades. Desde el punto de vista mecánico, no hay una diferencia cualitativa entre el correr a ritmo de 10.000 y correr a ritmo de 100 metros. Naturalmente sí que hay una diferencia cuantitativa, pero en lo que se refiere a la esencia del correr, caracterizado por una fase aérea y una fase de contacto y, dentro de ésta, una subfase de frenado y otra de aceleración en sentido de la marcha, no se aprecian diferencias. La alternancia de brazos y de piernas, la rotación de tórax respecto a pelvis ocurren del mismo modo a todos los ritmos de carrera. Lo único que cambia es la amplitud del movimiento de las extremidades (mayor cuanto más alta es la velocidad velocidad) y la duración de cada zancada (mayor cuanto mayor es la velocidad). De modo que correr rápido, entendido desde un punto de vista mecánico cualitativo, no es distinto a correr despacio. Por tanto, desde una perspectiva meramente mecánica, no tiene sentido dar consignas diferentes al corredor de corta distancia que al corredor de media y larga distancia. Si que tendría sentido si se analizara la técnica de carrera desde una perspectiva cinemática o gestual, enfoque que el autor de este blog no comparte.
La mayor elevación de la rodilla de la pierna adelantada en la carrera de velocidad no es el resultado de una técnica distinta sino una consecuencia del mero hecho de que la fase de recuperación de la pierna atrasada tras el despegue tiene lugar antes, porque de lo contrario no podría mantenerse la velocidad. Si se dispone de menos tiempo es evidente que ciertas acciones se deben anticipar. Correr más rápido implica ciclos más breves -siempre un apoyo más breve y a velocidades que se acercan al máximo, fases aéreas también más breves- y, como consecuencia, posiciones distintas en función del tiempo transcurrido. En cuanto a la amplitud del movimiento de piernas, no hay una diferencia sustancial entre la carrera de media distancia y la de corta distancia, donde a menudo los rangos de movimiento son similares. La diferencia que se aprecia a simple vista entre la velocidad y el medio fondo es que aunque los ángulos máximos entre ambos fémures en el inicio de la fase aérea son similares, en la carrera de corta distancia la rodilla adelantada está más elevada y la pierna que acaba de despegar más perpendicular al suelo, mientras que en la carrera de media distancia la pierna que acaba de despegar opera en un ciclo más posterior. Esto último sucede porque en la carrera a altas velocidades (100 y 200 m) la duración de la fase aérea se reduce debido a que el tiempo de contacto excesivamente breve y aunque la fuerza promedio que el corredor genera contra el suelo es mayor, ya no se puede generar el mismo impulso de modo que la fase aérea se ve reducida. Al reducirse la duración de la fase aérea, la pierna que acaba de despegar debe recuperar su posición en un intervalo más breve, de modo que tras el despegue la pierna más atrasada apenas se desplaza hacia atrás (no se completa la extensión de columna lumbar y de cadera haciendo el ciclo más posterior, tal como ocurre en la carrera de media y larga distancia). En cambio, en carreras de 400 en adelante no hay una diferencia visible en la manera de correr desde la perspectiva de la dicotomía "ciclo anterior- ciclo posterior". Sí que se apreciarán diferencias en la amplitud del movimiento del tronco y las extremidades. La citada diferencia será mayor si se compara corredores de elevada longitud de piernas.. Entre el Juantorena que corre 400 y el que corre 800 la gran diferencia que se aprecia es la amplitud del ciclo, pero no se ve un ciclo más anterior en la carrera de 400 que en la de 800, sino un mayor ángulo máximo de apertura entre ambos fémures al inicio del despegue. Algunos corredores de medio fondo como Steve Cram, tal como se aprecia en la imagen inferior, pueden correr con amplitudes de movimientos de brazos y piernas similares a los de un velocista, aunque con un ciclo más posterior, merced a una fase aérea de mayor duración al ritmo de de medio fondo.
Imagen de Athletes in action, de Howard Payne.
El entrenador francés Jacques Piasenta ponía mucho énfasis en anteriorizar el ciclo de los velocistas y, a mi juicio, lograba buenos resultados no tanto por la teoría que esgrimía, sino por su intuición como entrenador que conocía las distintas especialidades atléticas. Sus métodos tenían sentido en tanto que intuitivamente se apreciaba que los corredores que su juicio corrían con el ciclo posterior no estaban maximizando todo su potencial. Era el caso de Maria Jose Perec en sus primeras etapas. Pero la justificación teórica que él ofrecía, a mi juicio, no era convincente y puede dar lugar a equívocos. El problema que presentaban muchos de los corredores de los que en este documental él afirmaba que corrían en ciclo posterior era, fundamentalmente, una inclinación excesiva del tronco hacia delante. Dicha inclinación no es aconsejable ni en velocidad ni en fondo. En velocidad porque no permite aprovechar todo el rango de movimiento de que dispone el corredor, ya que al bascular la pelvis hacia delante (lo que en inglés llaman forward tilt y que se podría traducir como anteversión pélvica) merced a la inclinación del tronco, el balanceo hacia delante de la pierna libre se ve limitado por el rango máximo de flexión de cadera, con lo que la amplitud de zancada se ve reducida y el corredor debe lograr una frecuencia mayor, lo que no siempre es posible. En las carreras de media y larga distancia una inclinación excesiva del tronco provoca una mayor demanda de fuerza de la musculatura lumbar y glútea para evitar la caída del tronco hacia delante, con la consiguiente crispación y fatiga prematura.
De hecho, algunos de las técnicas defectuosas que se suelen calificar como carrera pendular en ciclo posterior, a menudo se suelen corregir pidiéndole al corredor que enderece el tronco, una instrucción bastante sencilla de asimilar para el corredor. Los ejercicios realizados corriendo sobre vallas bajas- como mucho a la altura de las rodillas- tienen como principal virtud enseñar al corredor a no disparar la tibia hacia delante a la vez que se flexiona la cadera, de modo que primero se flexiona la cadera y sólo cuando el grado de flexión de ésta es elevado, se permite la extensión de la rodilla o despliegue de la pierna de ataque (la que se balancea hacia delante). Hay corredores que corren con el tronco erguido pero despliegan demasiado rápido la pierna de ataque, con lo cual pierden amplitud de zancada. Esto último no implica que se corra con un ciclo más posterior, sino que cuando la tibia avanza demasiado rápido hacia delante la cadera obligatoriamente tiene que extenderse para que se mantenga el momento angular de la pierna. La única manera de lograr una flexión de cadera amplia a la vez que se extiende la rodilla sería inclinar el tronco hacia delante, cosa de todo punto indeseable, como se ha hecho notar anteriormente.
En resumen, los conceptos de ciclo anterior y ciclo posterior responden a una visión cinemática de la técnica de carrera, donde el entrenador trata de aproximar el gesto del atleta al gesto ideal que tiene en mente. Esto choca con la visión mecánica de la técnica de carrera que se defiende en este blog. El movimiento es una consecuencia de la fuerza y no a la inversa. No se trata de lograr gestos ideales, sino de que el corredor respete su propia anatomía y, en función de éstas, logre optimizar las fuerzas que le permiten correr de modo más eficiente.
Por ejemplo, la forma de la columna, el ángulo que forman unas vértebras con otras en la posición anatómica incidirá en las posiciones que el corredor adopte a la hora de correr. ¿No corre Michael Johnson en un ciclo exageradamente posterior para ser un corredor de 200? La respuesta es que su entrenador no logró mejorar su eficacia llevándole a un gesto más estándar de velocista y la causa más probable es que en su posición anatómica su pelvis se hallara en un grado elevado de anteversión. Si como algunos entrenadores -a mi juicio erróneamente- pretenden, Johnson hubiera colocado su pelvis en mayor retroversión, su tronco hubiera estado inclinado hacia atrás llevándole a una postura completamente inadecuada para generar fuerzas. Los ángulos que forman las vértebras entre sí, o que forma el sacro con la línea que une la parte más elevada de las crestas ilíacas con el pubis, así como los rangos de movimiento de cadera, condicionan sobremanera la elevación de rodilla que un corredor podrá mantener cuando corre a una velocidad dada. Dar instrucciones técnicas basadas en un modelo ideal tiende a violentar la anatomía del corredor. Sin embargo, si nos basamos en la estructura esquelética del corredor y a partir de ahí trabajamos para que la generación de fuerzas sea óptima, estaremos en el buen camino. Solo que es más fácil tratar de que un atleta imite un gesto que entender cómo operan las fuerzas en la carrera y cómo inciden los músculos en su generación en función de las posiciones articulares.