ESPIRITU DEPORTIVO. Parece inconcebible a todas luces. Algo que ocurre una vez cada mucho. Una noticia de esas que cualquiera que esté fuera del deporte le cuesta creer: Los todopoderosos Ángeles Lakers, santo y seña de la NBA (por algo tienen 16 anillos de campeones) se han quedado fuera de los Playoff.
Un resultado que no se repetía en la franquicia Angelina desde hace 9 años y que a buen seguro dará que pensar entre las filas y la dirección del equipo. Si lo comparamos con otros deportes, la noticia equivalente sería que el Real Madrid o el F.C. Barcelona se encuentran en puestos de descenso. O tal vez esa, hace unos años, cuando el Atlético de Madrid bajó a Segunda División. Cierto es que el baloncesto tiene unas características propias y que estos bailes en la tabla de clasificación son algo más comunes. El mercado de fichajes, el draft y demás características de la mejor competición baloncestística del planeta tienen esas cosas. Pero no es menos cierto que un equipo como el de los Lakers, una de las apuestas de baloncesto para betfair y con jugadores de la talla de Pau Gasol, Kobe Bryant, Steve Nash, etc. no deberían estar en una situación así. Los de los Ángeles fueron campeones dos veces consecutivas hace apenas unas temporadas y cuesta creer que el equipo, sin la batuta del “Zen” Phil Jackson, haya podido empeorar hasta el nivel que ha demostrado esta campaña. Para la mayoría, completamente muerta a pesar de que hubo síntomas de que los pronósticos deportivos cambiaran, como se puede ver aquí. Los Lakers ganaron, pero no enderezaron la situación.
Podrán echarse las culpas al esquema de Mike D´Antoni; a las lesiones de Bryant y los demás; a los líos en torno a la posible salida de Pau. Da igual. La realidad es que el equipo ha saldado la temporada con 22 victorias y 44 derrotas. Cifras más parecidas a las de una franquicia novata que a la que sea (con permiso de los Celtics) como la mayor estrella de la liga estadounidense.
En Los Ángeles hay quienes se lo toma a broma, pero no debería. Lo que ha ocurrido con el conjunto angelino es algo muy serio y la prueba, viviente, de que en la NBA nadie puede tomarse confianzas: El panorama pude cambiar completamente de un año a otro. Gasol y los suyos lo han comprendido de la manera más dura. Tendrán mucho trabajo que hacer para la siguiente campaña si quieren limpiar el nombre de uno de los mejores equipos de baloncesto de todos los tiempos.