ESPIRITU DEPORTIVO. El Moncayo es la montaña más alta del sistema Ibérico (2.314 m). Al no haber ningún otro monte de importancia en toda la zona y el valle del Ebro, hace que sea visible desde más de 100 kilómetros a la redonda. Salvo en invierno se trata de un monte bastante accesible para un montañero medio.
Ruta desde el Santuario del Moncayo (1640 m).
Dificultad: Baja en verano y media en invierno
Desnivel: 700 metros
Tiempo: 4 horas
Para acceder al Santuario, lugar donde comienza nuestra ruta hasta la cima se puede acceder en coche. Desde Vera del Moncayo y el Monasterio de Veruela sale a la derecha una carretera que desde el principio gana altitud y que nos dejará en las faldas del monte.
Primero llegaremos a la Fuente de los Frailes a 1350 m. Hasta ahí la carretera es asfaltada, sin embargo, desde allí y hasta el Santuario nos tendremos que conformar con una carretera de barro, piedras y algunos baches. Tras varios kilómetros lllegaremos al último parking, donde es conveniente dejar el coche, ya que en el propio Santuario hay poco espacio y abundan las piedras en la carretera. No es mayor problema ya que en 10 minutos de caminata en llano nos presentaremos en el Santuario.
Desde este momento comienza la ruta en sí y varios carteles indicativos con mapa nos ayudan a conocer la zona. La primera parte es un típico sendero sin demasiada pendiente que se hace bastante cómoda al estar rodeada de frondosos árboles. Al cabo de una hora de subida veremos como los árboles los dejamos atrás para entrar en lo que se llama el Circo de San Miguel (1.900 m).
Desde aquí ya tenemos unas vistas espectaculares a la cima del Moncayo, aunque eso sí desde aquí la ascensión se complica. Tendremos que subir por la propia ladera que nos llevará a uno de los picos. La pendiente es interesante y en pleno invierno conviene utilizar crampones y piolet. Una vez arriba solo habrá que ir por la cresta de la Montaña hasta alcanzar la cima de este monte, el Moncayo.
Solo por el paisaje que se puede observar desde la cima ya merece la pena la ascensión. Además, desde alli se pueden reconocer las principales cumbres del Pirineo. Este día la niebla era persistente por lo que las vistas se limitaban a nubes y sobresaliendo las cumbres pirenaicas.
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