J. IBAÑEZ/ESPIRITU DEPORTIVO.El Real Zaragoza logró anoche una victoria importantísima ante un rival directo como es el Mallorca. Una victoria que le devuelve el sabor perdido del triunfo.
Tras la victoria de anoche en La Romareda, el Real Zaragoza recupera lo más importante de cara a los últimos cinco partidos ligueros que quedan por disputar: la fe. Después de no haber conseguido un triunfo en lo que va de año, en 4 meses, en 15 partidos… la victoria le devuelve la moral a un equipo que estaba muerto, que no ya no sabía cómo ganar ni qué sabor tenía un triunfo. La trae de nuevo las sensaciones de que se pueden sacar partidos adelante, aunque sea a la heroica y sin hacer un fútbol vistoso. El fútbol de los hombres también vale, y más cuando te juegas el pellejo.
Pero ahora, con esa victoria, que calma y quita un peso de encima al grupo, es momento de no reblar. El Real Zaragoza sigue en descenso y no hay nada logrado, simplemente se ha puesto la primera piedra para cimentar una salvación que nunca debió complicarse tanto. El equipo debe demostrar en los cinco partidos que restan que tiene la capacidad suficiente, sobretodo anímica, por ganas y compromiso, de poder sacar esto adelante. Los rivales parecen despertar queriendo poner cara la salvación y sitúan al conjunto zaragocista a 3 puntos de la salvación.
Desde luego, ahora más que nunca es el momento de dar el paso adelante y no dos atrás, como ha sucedido en numerosas ocasiones durante la temporada cuando el equipo había realizado un partido importante y al siguiente tiró todo por la borda. La victoria ante el Rayo dará importancia al triunfo ante el Mallorca, y sobre todo, dirá mucho sobre la situación real del Real Zaragoza para su salvación.
Los maños siguen siendo náufragos en aguas tenebrosas, pero ahora parecen haber arreglado su brújula para seguir remando rumbo a la orilla.
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