ESPÍRITU DEPORTIVO. Empate sin goles entre el Club Deportivo Ebro y el filial del Villarreal. Un resultado que sirve para volver a sumar y romper la mala dinámica de resultados.
Vuelve a sumar el C. D. Ebro cuatro jornadas después de haberlo hecho por última vez. Aunque el objetivo era la victoria, como siempre que se juega en La Almozara, el punto logrado sirve para detener una mala racha en cuanto a resultados, que no en cuanto a juego. En otro partido que no ocupará un lugar destacado entre los mejores, el cero-cero final es un reflejo claro de lo que aconteció en una ventosa mañana.
Pero si alguien mereció desatascar la contienda, ese fue el conjunto de Larraz, que dentro de las pocas ocasiones que hubo, estuvo más cerca del gol que su rival. Fue un encuentro de los de manual de Segunda B: mucha lucha, poco juego y mucha disputa para un marcador corto, y el que acierta primero tiene la mayor parte del trabajo hecho. Mención especial merecen las dos retaguardias, con un excelso trabajo que dejó en cuarentena a unos delanteros que apenas pudieron protagonizar jugada alguna de peligro. todo arrancó con tímidos acercamientos locales, con un Kevin Lacruz mucho más activo que en otras ocasiones. Tuvo un par de opciones nada fáciles, que finalmente quedaron en nada. También fue protagonista indirecto, cuando un disparo de Pajarero le rebotó sin querer. Las vías de acceso a las respectivas metas estaban cada vez más atascadas y el juego iba perdiendo intensidad. Se reclamó penalti por mano de un defensor amarillo en el área, pero el árbitro interpretó que, si hubo mano, ésta fue involuntaria.
Fue en la segunda mitad cuando más cerca estuvo el marcador de moverse, con dos opciones para el Ebro: Pajarero entró a por todo tras un corner, y con la testa mandó el balón fuera por muy poco. La más brillante de todas, por la acción global del equipo, fue un trallazo en carrera de Moustapha que el meta visitante Cantero desvió a dos manos a corner. Ahí pudo estar la victoria. No se marchó el filial amarillo sin dejar muestra de su calidad y peligrosidad en un momento agónico, pues al borde del tiempo reglamentado, Larrea se sacó un disparo lejano que Montoya tuvo que despejar a corner en acrobática intervención.
Al final, y como muy bien dijo Emilio Larraz en rueda de prensa, se rompe una mala dinámica, se vuelve a sumar y el equipo sigue en una posición ventajosísima de cara a consumar su primer objetivo.
Fuente: Antonio Buen – Prensa CD Ebro
Foto: Irene Villalba