ESPIRITU DEPORTIVO. Roger Federer es un depredador de records. Con la victoria ante Andy Murray el suizo alza su séptimo título en Wimbledon igualando la histórica marca de Pete Sampras (1993-94-95-97,98,99 y 2000) y William Renshaw (1881-82-83-84,85,86 y 89) .
En 2009, con el balear lesionado, el helvético cosiguió su sexto entorchado al imponerse a Roddick en una final maratoniana. Y cuando parecía que el genio de Basilea se iba a quedar en seis por culpa del enorme potencial de Djokovic y Nadal, en 2012 ha vuelto a destapar el tarro de las esencias para coronarse como el tercer grande sobre la hierba del All England Tennis Club.
Y es que durante toda su carrera Federer ha demostrado que su voracidad de títulos no tiene fin. Ha colocado el récord de Grand Slams ganados en 17 y amenaza con ponerse en una cifra casi inalcanzable para ningún mortal. Este superdotado del tenis avisa que pretende seguir unos cuantos años y gracias a su tenis fácil pero plagado de calidad va a poder estar peleando con los más grandes durante mucho tiempo. Hasta que este fenómeno no cuelgue la raqueta no podremos hacernos idea de lo que ha significado Roger Federer para el tenis.
El mérito del suizo es mayúsculo si miramos a los rivales con los que ha tenido que enfrentarse. Sampras, Agassi, Hewitt, Nadal, Djokovic, Henman, etc… El jugador helvético ha sabido evolucionar de forma impresionante para batir a todos sus rivales y colocarse en el Olimpo de Wimbledon. Se dio a conocer al mundo en 2001 en un partido de leyenda ante Sampras en los octavos de final del torneo inglés. El americano defendía título y vio como un chico tímido con coleta le hacía 'morder la hierba' de su torneo. Era el primer aviso de un Federer que acabará siendo el más grande de la historia en el más grande de los torneos.