GUILLERMO COSCOLLA / ESPÍRITU DEPORTIVO. Al Real Zaragoza se le escapó la mejor oportunidad de la temporada para garantizarse la sexta plaza. Los resultados le sonrieron y el rival, el CD Mirandés, llegaba a La Romareda sin nada en juego. A pesar de esos dos factores, el equipo dirigido por Ranko Popovic no supo sacar provecho y cosechó una derrota (0-1) que terminó con el enfado total de la afición.
La primera mitad fue del Real Zaragoza. Hasta en cinco ocasiones pudo hacer gol. Sin embargo, la efectividad la puso el Mirandés. En su único remate de peligro a lo largo de los primeros 45´, una falta al borde del área, en el minuto 18 de juego, fue rematada con potencia por un Urko Vera descaradamente libre de marca que le permitió superar al guardameta Bono que nada pudo hacer para atajar el remate del delantero.
Hasta el gol, el conjunto aragonés lo intentó, en su mayoría, a través de balones en largo buscando a un Borja Bastón que echó de menos la sociedad con Jaime o Pedro. Basha y Rico también pudieron hacer gol pero sus disparos terminaron sin premio. Ni goles, y a ratos algo de fútbol, es lo que brindó el Real Zaragoza en la primera mitad a su afición. Una afición que estuvo un partido más por encima de la altura del equipo y que poco le importó la hora del encuentro para animar a sus jugadores.
El paso por vestuarios no mejoró el guion del Real Zaragoza. La tónica fue la misma. Control del balón, muchas ocasiones para hacer gol, algo de fútbol en algunos tramos y ningún gol. Ranko Popovic supo cambiar rápidamente el ritmo del partido con la entrada de Eldin en el minuto 50, pero ni con el hispano – serbio sobre el verde, mejoró el equipo.
Habían tenido todos ocasiones para hacer gol y Dorca no quiso ser menos y también tuvo su oportunidad pero no fue lo suficientemente peligrosa como para superar a Razak. Pasada la hora de partido, los jugadores blanquillos perdieron intensidad y eso permitió a los de Miranda tener algo más el esférico e incluso probar a Bono que no tuvo trabajo en la segunda mitad hasta el 70´.
Le faltaba más peligro al Real Zaragoza y con la entrada de Willian José por Rubén el mensaje fue claro. Dar uno paso hacia adelante y buscar el empate lo más rápido posible. Pero ni con Eldin ni con Willian José, únicos jugadores de peligro en el banquillo junto a Tato, el equipo rozó la igualada.
Con un Real Zaragoza volcado al ataque y con tal solo tres defensa, el Mirandés obtuvo el protagonismo y despertó el run-run en La Romareda que pidió a sus jugadores que le echará un poco más de ganas.
La última bala de Ranko Popovic fue Tato. El sacrificado fue un desafortunado Javi Álamo que no vivió su noche más cómoda dentro de La Romareda. El canario también pudo empatar en el minuto 75 pero si se le hizo de noche y no vio puerta.
Al final el equipo intentó arañar un punto ante un Mirandés nada brillante pero sí efectivo y la afición volvió a despedir a jugadores y entrenador entre pitos al no ser capaces de sumar ni siquiera un punto en un encuentro que era necesario ganar para asegurarse la sexta.